Una vez, lagartija, llevo a lobo al cementerio donde estaban enterrados sus antepasados con la intención de mostrarle sus lápidas. Al llegar al lugar no pudieron entrar, era un poco tarde y ya lo habían cerrado. Se encaramaron a la tapia y desde allí, lagartija le contó las historias de abuelos y bisabuelos. A lobo le encantaba oirla hablar sobre sus antepasados.
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