Flotándonos.
Siempre.
Hasta el final.
De
cuando te pertenecen
todas
las palabras.
De
cuando
arden
las entrañas.
Caminándonos.
Firmemente.
Hacia la vida.
De
la ternura de Lagartija.
Cuatro pies.
Bajo la mantita de
Agujeros Azules.
Y es que no queda otra.
Lagartija, a veces, se enfadaba con su lobo.
Latiéndonos.
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