Apenas, durante los años que hacia que
se conocían habían hablado, apenas había habido roce. Subieron y
bajaron sus montañas, pasaron sus tormentas interiores más intensas sólo comunicándose
por wasap. Tocaba solucionar esto.
A veces, cuando se acordaba de ella,
la recordaba en la cocina, de espaldas, trasteando con calderos,
sartenes y verduras. De vez en cuando, se volvía y le sonreía, otras,
se le acercaba, lo besaba y proseguía con lo que estaba haciendo.