Gustaban de caminar juntos ,
cogidos de la mano y sin para de hablar. Los arboles de la laurisilva
se entretenían oyéndolos y los mirlos repetían las historias que oían
al resto del bosque. Eso no quitaba que de vez en cuando se pararan,
se miraran a los ojos con una ternura primigenia y se besaran como si
fuera esa la primera y ultima vez que lo harían.
No hay comentarios:
Publicar un comentario