Hoy, estando en Agulo, se me acerca un señor y me dice: tú eres Adern, ¿no? Le dije que si y enseguida sabía quién era, mi profesor de matemáticas Ramon Facundo . Me alegre mucho de ese encuentro, era muy buen docente y con una gran humanidad . Lo más alucinante de este encuentro es que me reconoció después de cuarenta y seis años. Y encima se acordaba de mi nombre y apellidos completos. Viva la vida.
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