Lobo no haría nada que no le hubiera pedido ella antes que hiciera. No soportaría el meter la pata de nuevo, ni hacer el ridículo, ni actuar inapropiadamente, ni molestarla e importunarla, y, sobre todo, el no sentir ese poderoso desprecio hacia él, aunque este perfectamente justificado y lo mereciera sin duda alguna. Y, es que, además de un mierda, era un cobarde rastrero y miserable.
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