Nunca se había reído de la gente. Y menos de ella. Además, era demasiado el cariño, el respeto y el afecto que le tenía, para ni si quiera pasársele por la cabeza hacerlo. Lamentablemente, ella lo percibía de otra manera. Él se limito a apagar la luz de su vida y caminar hacia la noche de su existencia.
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